Cuando Ivy Berubes, de 22 años, ordena Shirley Temple en el bar del Sarapes Mexican Restaurant, se lo preparan aunque no esté en el menú. El menú tampoco incluye “The Tommy Bowl”, un burrito deconstruido, pero Tommy Agramonte, de 20 años, puede pedirlo; Después de todo, lleva su nombre. Sade Guess, de 21 años, tiene fe en los tacos de birria, otro plato fuera del menú.
Ubicado en Enfield, un tranquilo suburbio de Connecticut cerca de la frontera con Massachusetts, es propiedad y está operado por la familia Chávez Melado, que emigró de México en la década de 1980.
“Es una de las razones por las que hemos podido sostenernos en este país”, dijo Adrián Martínez Chávez, fotógrafo de esta historia, cuyos abuelos, Eduardo Chávez Solano y Cuberta Melado de Chávez, abrieron el restaurante. Su abuelo murió hace unos años. La abuela y la tía de Adrián, María del Carmen Chávez, ahora administran el lugar, y las primas Xochitel y Zoyani Lanas, de 22 y 20 años, son ambas gerentes.
Lo que hace que estos jóvenes de 20 años regresen a Sarapes no son solo los elementos secretos del menú o la línea de conga improvisada ocasional que deambula por los puestos. El espacio es un recordatorio físico de su cercanía. Cuando regresen a su hogar en Sarapes, podrán volver al punto de partida.
“Mi prima lo llamó ‘HQ’ porque allí es donde siempre nos reuníamos para hablar de cosas”, Xóchitl Él dijo.